En la Tierra a sábado, diciembre 13, 2025

Twitter bajo los adoquines: ciberactivismo en el banquillo

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¿Habría caído Mubarak sin Twitter? ¿El 15M hubiera reunido a más de 25.000 personas en Sol sin la estructura organizativa de las redes sociales? Son preguntas que nos asaltan en esta nueva era de la información. Son muchas voces las que denostan la influencia que las redes sociales e intet han podido tener en los cambios políticos y sociales actuales.

 

 

Un artículo de Malcolm Gladwell publicado el año pasado en el New Yorker titulado ‘Pequeño Cambio: qué la revolución no será tuiteada’ ponía en cuestión la tancia de la redes sociales en los cambios sociales de la actualidad, como Irán, Moldavia o la pravera árabe. Uno de los conceptos que Gladwell emplea para explicarlo es la poca existencia de cuentas de twitter, ejemplo, en Moldavia. Es lícito preguntarse cómo pueden influir las redes sociales en una movilización si la penetración de estas se reduce a centajes casi marginales. Para ello, algunos expertos hablan de la influencia en el entorno que tienen los individuos activos en las redes sociales, estos no solo influyen en la red también en su habitat más cercano, familia y amigos, que se ven movidos estos internautas con más fuerza incluso que si lo hicieran a través de la red.

 

Para Gladwell el activismo es un fenómeno de lazos fuertes, poniendo como ejemplo a las brigadas rojas italianas en la que sus miembros conocían antes de entrar a algún amigo en la organización. Los lazos débiles que se forman en las redes sociales no permiten este tipo de activismo. Algo con lo que no está de acuerdo el sociólogo Mark Granovetter que considera que tener sólo en cuenta ‘la fuerza’ de los lazos ignora las cuestiones tantes que son las referidas al contenido, o el motivo el cual estos se han conformado.

 

Cuando los lazos se unen un propósito y las redes se centran en él, no tan el modo en que los lazos estén unidos, la fuerza está en el propósito.

 

Esto es lo que ha ocurrido en la pravera árabe o el 15M, el motivo estaba latente, y las redes se conformaron un propósito que hacía la red y los lazos fuertes que el motivo que los unió era lo suficientemente tante como para conformar una unión sólida. Las redes sociales digitales ayudaron en el norte de África a que en palabras de Leila Nachawati, periodista y activista, ‘se rompiera el muro del miedo, se rompiera el muro de la apatía, se rompió la muralla del silencio de los ciudadanos’.

 

La tancia de las redes sociales en estas movilizaciones se constataba en la actitud de los regímenes dictatoriales de la zona que viendo la posibilidad de controlarlo, cortaban las telecomunicaciones, lo que los activistas sirios llamaban, ‘Hacerse un Mubarak’ el gusto el dictador egipcio en esta práctica durante las revueltas de la Plaza Tahrir.

 

Las redes sociales digitales, no tumban dictadores, no se alzan con el poder y no provocan cambios sociales que muten la situación actual. Pero son una herramienta de una valía inconmensurable para que todos esos cambios se produzcan en sbiosis con los métodos tradicionales de presión a los Estados. Son el mayor instrumento organizativo y de promoción que el activismo tiene en sus manos, que los ciudadanos pueden manejar sin un estructura organizativa previa, de manera rápida, directa, espontanea y efectiva.

 

Las redes sociales digitales no derrocan dictadores, pero ponen la cuña en su pedestal para que los ciudadanos la derriben con sus manos.

 

Seguiremos informando…

 

 

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