En la Tierra a lunes, 29 abril, 2024

12 / SABINO FERNÁNDEZ CAMPO

En la Transición hubo dos personajes clave: Torcuato Fernández Miranda y Sabino Fernández Campo, los dos ¡qué casualidad¡ asturianos, uno nacido en Gijón y otro en Oviedo. Dos vidas paralelas. Los dos estudiaron Derecho en la misma Universidad, los dos lucharon en la Guerra al lado de los nacionales, (uno con 21 años y otro con 18), los dos triunfaron en Madrid (uno llegó a ser Ministro y Presidente de las Cortes y el otro subsecretario y Jefe de la Casa Real). Uno fue el cerebro que trajo la Democracia y el otro el que consolidó la Monarquía. Dos mentes privilegiadas y sibilinas. Ambos, estudiosos de Maquiavelo… y lo más curioso, que ambos sirvieron al Rey “con lealtad y desde la lealtad”  y que ambos fueron despedidos el Rey “con nocturnidad y alevosía”. (Los dos murieron con el alma llena de pena, y bien que me consta)

 

PERSONAJES DE AYER Y DE HOY/ JULIO MERINO Pues, parafraseando a los soldados de Napoleón cuando decían, tras la batalla de los Emperadores, con orgullo infinito “Yo estuve en Austerlitz” yo puedo decir con fundamento: “Yo fui amigo de los dos”. Lo que para mí fue siempre un honor y una satisfacción personal. Porque con ellos aprendí lo que no está escrito y algo que me sirvió de mucho en mi carrera periodística: que en política es más tante lo que NO se ve que lo que se ve, lo que NO se dice que lo que se dice. Tal vez ello ambos fueron maestros en el arte de manejar los silencios o dejar caer palabras aparentemente sin sentido (la trampa saducea asturiana).

 

En fin hoy me toca hablar de Sabino Fernández Campo, “DON SABINO”.Pero no lo voy a hacer siguiendo su biografía superconocida, sino de mi amigo Sabino, del que yo traté a fondo en nuestros desayunos de la cafetería “Riofrío” (calle Marqués de la Ensenada esquina Génova),al pie de su domicilio particular en Madrid o en el club social de los “Apartamentos Colón” ( sábados, años 93,94 y siguientes). Porque fue allí dónde yo conocí al verdadero Sabino Fernández Campo. Se ha dicho y escrito que Sabino era todo prudencia y diplomacia y que nunca decía ni una palabra más de las que debiera decir. Y eso es verdad, pero no toda la verdad. Porque Don Sabino cuando estaba a solas con alguien que le inspirara confianza abría su corazón y su mente a tumba abierta (y digo conscientemente a solas, pues es verdad que en cuanto había más de una persona sí que medía sus palabras) ¿Los “testigos incómodos” de Maquiavelo?. Al menos así era conmigo y hasta le he visto llorar en más de una ocasión (¡y no sólo lo de su nieta y sus hijos¡).

 

Sabino fue cesado como jefe de la Casa Real el 8 de Enero de 1993 y fue cesado de una manera que le enfadó. Porque no esperaba que el Rey lo hiciese como lo hizo. Es cierto que Sabino le había pedido varias veces dejar el cargo motivos familiares y humanos. Su Majestad le había rogado siempre que siguiera a su lado que lo necesitaba. Hasta que la mañana de ese 8 de Enero le invitó a cenar con la Reina en “Horcher” y fue allí donde de pronto el Rey le dijo a la Reina: “¿Sabes, Sofía, que Sabino nos deja?”, “¿Y eso?, ¡Sabino no me habías dicho nada!”, “Bueno, en realidad lo que he hecho ha sido acceder a su reiterada petición y abandono del barco” (y según el propio interesado al Rey se le escapó una risita socarrona). Sabino se quedó helado, pero dominador siempre de sus reacciones, sólo dijo: “ Señor, no sabe cómo se lo agradezco. Ya sabe que ha sido un honor servirle durante estos casi 17 años”.

 

Bueno, pero a Sabino aquella manera de despedirle, ciertamente no le cayó bien y ese año de 1993 estaba furioso ( y eso a pesar de que un año antes Juan Carlos I le había concedido el título de Conde de Latores, con grandeza de España). Fue un año de confidencias, al menos conmigo. Fue el año que comenzó a escribir sus “Recuerdos”, a él no le gustaba llamarle “Memorias”. Algunos de esos “recuerdos” me los fue leyendo en “Ríofrío” a medida que los iba escribiendo. Muchos me sorprendieron, pero el que más el que describía lo que pasó en la Zarzuela la tarde, noche y madrugada del día 23 de Febrero de 1981. Porque aquello era una ¡bomba!

 

Pero, Sabino, esto lo cambia todo le interrumpí yo con gran sorpresa.

Pues sí. Pero es la pura verdad.

Pero, Sabino, esto hay que publicarlo. Esto cambia la Historia del “23F”.

Pues no lo voy a publicar. Al menos mientras yo viva.

¿Y la Historia?

¿La Historia?…La Historia que la inventen ellos. A mí ahora mismo lo único que me preocupa es mi familia.

 

Aquel día no hablamos más. Pero, yo ya sabía lo que no supe ni pude averiguar cuando escribí “Jaque al Rey”, poco después del golpe de Armada y Tejero.

 

Tiempo después en una entrevista que le concedió a “El Mundo” le diría al periodista: “Escribo que me gusta mucho y así alterno las conferencias con cosas menos serias, anecdóticas, recuerdos para que no se me olviden

Don Sabino ¿ se los ha leído a alguien?

¡ A nadie, ni siquiera a nadie de mi familia! Sólo son para mí, leyéndolos descubro cosas que he olvidado. Espero morirme lentamente y con tiempo para destruirlo todo”

 

Pues no era toda la verdad como ya he dicho. Porque a mí si me leyó muchos de aquellos “Recuerdos”. Sobre Sabino se creó una leyenda labrada en torno al silencio, el silencio del hombre que saber tanto callaba. Pero, Sabino nunca ha callado del todo. Siempre fue dejando caer como “pequeños peces” para que picaran otros peces más grandes. Un día dijo: “Yo no me llevaré ningún secreto a la tumba. El silencio no está necesariamente reñido con la crítica. Yo no quiero presumir de silencio, de callarme que no puedo decir las cosas gravísas que sé”.

 

Sí, aquellos tres o cuatro años fueron “los años de la rebeldía”. Sabino no había entrado  todavía en “los años del perdón”, en los que caería después de su boda con María Teresa Álvarez en 1997. Rebelde y hasta furioso se mostraba cuando hablaba de la conspiración urdida contra él Mario Conde y que le costó la salida de la Zarzuela. Sobre esa conspiración diría más tarde en la entrevista que citamos: “ Hablando francamente, personas que me empujaron fuera de la Zarzuela que les estorbaba, están en peor situación que yo, que ni estoy en el banquillo de los acusados ni en la cárcel ni pendiente de condena. Pero no quiero que les pase nada a quienes me agredieron y calumniaron, estoy en la época del perdón”.

 

Pero, pasaron unos años y sin quererlo nos fuos distanciando, aunque nos seguos mandando lo que ambos escribíamos. En una de sus conferencias, la que dió sobre las Fuerzas Armadas, hasta me cita ampliamente.

 

Hasta que el año 2005 me encargó la editorial “Espejo de Tinta” un libro sobre el 25 aniversario del “23F” (se publicaría en 2006 con el título “Tejero 25 años después”) y entonces sí me fui  a verle, con un índice provisional, y a decirle que aceptaba el encargo si él me ayudaba. Me dijo que sí, con condiciones, y acordamos que a medida que yo fuera escribiendo me fuera a su casa a leer lo escrito.

 

La tarde que le leí el capítulo 1 entero (“Hechos de entonces y novedades post “23F””), de pronto me sorprendió y me entregó unos papeles y me dijo:

 

Ten esto y úsalo como mejor te parezca, pero no me preguntes ni cómo, ni cuándo, ni dónde, ni quién me los hizo llegar a mí.

 

Era el “Plan de Operaciones” del General Armada para el 23 y el 24 de Febrero de 1981. Y cómo están publicados no me ta reproducirlos:

 

Punto 1: Entre las 5 y las 7 de la tarde el teniente coronel Tejero, con fuerzas de la Guardia Civil, entrará y tomará el Congreso de los Diputados y retendrá al Gobierno en pleno y a toda la clase política hasta la llegada de “una autoridad militar”. Sin sangre y con la mína violencia.

 

Punto 2: Si este prer paso sale bien y  sin problemas mayores el general Armada se trasladará a la Zarzuela para desde allí, y con el Rey al lado, coordinar la postura de los capitanes generales de las nueve Regiones y las de Baleares y Canarias.

 

Punto 3: Con el “OK” de los capitanes generales, que habrán actuado orden: prero en Valencia, luego la división Acorazada Brunete en Madrid y después la II, la IV, la V, la VI, la IX, la VII, etc, y el control pacífico de la situación a nivel nacional el general Armada se trasladará al Congreso de los Diputados1 retirará del Hemiciclo a las fuerzas ocupantes y ofrecerá al Pleno la formación de un “Gobierno de Concentración” presidido él e intervendrán los líderes políticos “consensuados” para ayudarlo y votarlo.

 

Punto 4: Una vez aceptada la  “solución Armada” la mayoría del Congreso, el presidente de las Cortes se dirigirá a la Zarzuela para informar a S.M. el Rey y S.M. dará buena la decisión parlamentaria y constitucional y abrirá una rápida tanda de consultas con todos los líderes de los Partidos, que se irán trasladando a la Zarzuela sin pérdida de tiempo.

 

Punto 5: Evacuadas las consultas y con asentiento de los líderes políticos, el Rey autoriza al presidente de las Cortes para que anuncie el nombramiento del general Armada como nuevo presidente del Gobierno… y con la aprobación y la presencia de todas las autoridades obligadas se trasladan a la Zarzuela y Armada jura su cargo.

 

Punto 6: Llegado el momento de la votación favorable al general Armada el teniente coronel Tejero se retira con sus fuerzas y queda a disposición del nuevo Gobierno.

 

Punto 7: Una vez resuelta la situación S.M. el Rey se dirige a la Nación Televisión Española y da concluido el “golpe”.

 

1 Aquí queda absolutamente claro que el “elefante blanco” era el general Armada y todo lo demás son elucubraciones, que, según este “plan”, el Rey no acudiría al Congreso hasta la tarde siguiente.

 

Punto 8: A la mañana siguiente, ya día 24, aparece en el BOE el nombramiento de Armada, se produce el relevo en Presidencia y se hace público el nuevo Gobierno.

 

Punto 9: Ese mismo día 24 se celebra un Pleno extraordinario conjunto (Congreso y Senado) en el que el Rey resume la situación y pide la máxa colaboración de todos en bien de España.

 

Bueno, Sabino, pues no te hago preguntas. Aunque te recuerdo que según se publicó entonces esa “Hoja de Ruta” habría sido entregada Armada al Rey en la audiencia del día 13 de Febrero, 8 días antes del “golpe” y que fue el motivo el que de cara al juicio de Campamento solicitó permiso a la Zarzuela para revelar parte de la conversación que mantuvo aquel día con el Rey. Luego el Rey sabía con antelación lo que iba a pasar el 23.

 

Querido Merinome dijo yo soy responsable de mis palabras y de mis silencios, pero no soy de las palabras y de los silencios de los demás.

 

Y seguos leyendo el apartado 1.3, donde se explicaba la famosa frase dicha al General Juste: “ Ni está ni se le espera” y cuanto sucedió a continuación en la Zarzuela hasta la intervención del Rey en TVE, incluyendo el brindis con champán .

 

Pero Don Sabino, no me dejó terminar y con cara seria me dijo:

 

Eso no puedes publicarlo. Imposible.

Pero, si es lo que tú me leíste hace años.

Tú lo has dicho, hace años…y en este tiempo transcurrido he triturado todo lo que escribí entonces. ¡Y además lo he borrado de mi cabeza!

¿Y la Historia, Sabino?

Por favor, Merino, olvídate de la Historia. Para la Historia el “23F” será ya para siempre lo que figura en la Historia.

 

Tampoco me autorizó a que publicase el “choque” que tuvo con el Rey cuando fue a devolverle el título de Conde de Latores.

 

Y ahí acabó la “Bomba”. Yo cogí mis folios y delante de él los rompí. Aunque bajando en el ascensor pensé que a veces la amistad es una rémora a  la hora de contar la verdad.

 

Tal vez ello a la segunda edición de mi libro le puse esta dedicatoria:

 

“ A MI BUEN AMIGO SABINO FERNÁNDEZ CAMPO, recientemente fallecido, lo mucho que me ayudó y me contó acerca del 23 de febrero de 1981 (23F). La Historia lamentará ya para siempre que se haya ido sin publicar todo lo que sabía de aquellas horas decisivas en el Palacio de la Zarzuela.”

 

Pero, Don Sabino siguió escribiendo y poco después publicó su gran obra “Escritos morales y políticos” y me dedicó un ejemplar con palabras muy cariñosas (“ A mi amigo Julio Merino, gran periodista y gran escritor, a quien siempre agradeceré su respeto a mis silencios. Algo de lo que él me pedía va en este libro. Un abrazo muy fuerte, Sabino”). Cuando lo leí me pactaron los dos “pensamientos” que me había subrayado, sin decirme nada, en silencio.

 

Uno que dice: “De con quien andas y te diré quien eres. De quien eres y te diré con quien andas”.

 

Y el otro: “NO MAS  SERVIR A SEÑORES QUE EN GUSANOS SE CONVIERTEN…NO MAS  SERVIR A GUSANOS QUE EN SEÑORES SE CONVIERTEN”.

 

¡Sibilinas palabras, maquiavélicas palabras, aunque para buen entendedor con pocas palabras basta! (Según me dijo él mismo cuando se las comenté).

 

Don Sabino murió el 26 de Octubre del 2009, a los 91 años de edad, y cuando, gracias a su segunda mujer, María Teresa Álvarez (27 años más joven) vivía quizás la etapa más feliz de su vida, la del perdón y el olvido.

 

“ No se puede llegar a la madurez irritado y lleno de odios, venganzas y rencores. Hay que hacer una selección, dejar bien grabadas las cosas buenas y olvidar las malas: Si logramos esto seremos felices”.

 

Sí, pero la Historia se quedó sin la Verdad del “23F”.

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