En la Tierra a martes, 23 abril, 2024

COLORES DE CALCUTA

Hacía tiempo que tenía ganas de escribir sobre una iniciativa que de verdad merezca la pena, y que represente un bien social. Nos pasamos el día hablando de nuestras empresas, nuestros políticos (que son nuestros, para bien o para mal), nuestros dineros y de las redes sociales. Pero se nos olvida que la principal red social es la vida, y que la vida no siempre es de color rosa; bueno, generalmente nunca es de ese color.

 

Lo cierto es que hay tantas iniciativas de este tipo que uno no sabe con cuál quedarse. Proliferan como setas como proliferan las necesidades de la gente, en nuestro país y fuera de él.

 

Yo suelo preferir aquellas que ofrecen una otunidad de futuro. Eso que decía el proverbio chino –creo que era chino de que no le des pescado al hambriento sino que le enseñes a pescar, es una verdad  como la catedral de Córdoba. Porque les guste a unos u otros, lo de Córdoba es una catedral.

Finalmente he encontrado la iniciativa a la que voy a apoyar. Y todo gracias a mi amiga Puy Macua, que me ha embarcado en este invento. Está tan convencida de que este proyecto merece la pena que no me ha quedado más remedio que seguir sus pasos.

 

Este jueves se ha inaugurado en Madrid una exposición titulada “Colores de Calcuta”, presentada Tinuca Revolvo, en Msgalería, C/Hermanos Álvarez Quintero, 4.

 

Ya ves, la exposición en Madrid y lo que pretende es mejorar la vida de algunas personas en la India, facilitar su desarrollo profesional y personal y que vean el futuro con más optismo. Por eso nos remitos a la India, y más concretamente a Calcuta, que de eso se trata, de apoyar a la gente que allí quiere salir adelante. A los niños que no tienen futuro y a los que gracias a iniciativas como las de la Fundación Ananta (www.fundacionananta.org), se les va a ayudar a tener un futuro; difícil, pero futuro.

 

Se trata de que puedan estudiar, y esta exposición va a destinar parte de los fondos que recaude a esas niñas, que estamos hablando de un colegio de niñas, que son la esperanza de la India. Esa es la finalidad de esta muestra, según me cuenta la propia Tinuca. El trabajo se inspira en la propia Anand Bhavan, la casa de acogida de las niñas en Calcuta. Está claro que la iniciativa es buena, pero si añados que las obras son de una calidad excelente, algo que  he comprobado con estos ojitos que Dios me ha dado, nos encontramos con una iniciativa altamente recomendable. Que el conjunto de estos trabajos está compuesto buenas piezas es indudable, y que deleitan los sentidos y son de indudable calidad, tampoco. Hasta a mí que esto del arte me pilla desprevenido, me han emocionado los trabajos expuestos.

 

Y una vez vista la exposición, que no podemos perdernos, vamos a

centrarnos en la fundación. Ananta fue establecida en 2004 con el fin de difundir en el mundo de la empresa los valores de fraternidad y armonía que nos permitan, también en la empresa, vivir en mayor consonancia con nuestra propia humanidad.

 

La fundación promueve valores universales como colaborar en vez de competir al coste que sea, escuchar en vez de oír. Toda una lección de buen sentido y humildad.

 

En Ananta piensan que el dinero bien canalizado tiene un enorme poder espiritual, en la medida en que permite a la humanidad hacer proyectos que beneficien cada vez a un mayor número de personas.

 

Podríamos resumir algunos de su fines en  aumentar el bienestar de los demás, respetar los compromisos financieros, actuar con ecuanidad, transmitir solo presiones verdaderas, unir a la gente, hablar con profesionalidad y respeto, hablar solo de cosas significativas, ser feliz con lo que tienes, celebrar los logros ajenos y ser consciente del potencial oculto de todas las cosas.

 

Son algunas de las propuestas que hace Ananta, aunque lo mejor sería visitar su Web y ver todo el potencial  de esta fundación. Potencial para ayudar y para que ayudemos. Vendría a ser algo así como lo que dijo Kennedy en su día: “No preguntes lo que tu país puede hacer ti, pregúntate lo que puedes hacer tú tu país”. Y parafraseando esto podríamos decir: “No preguntes lo que otros pueden hacer los demás, pregúntate lo que tú puedes hacer los otros”. Bueno, pregúntatelo y hazlo, claro.

 

Vamos, que como que cumplamos la mitad de las propuestas de Ananta, tenemos el Cielo ganado.

 

 JUAN MANUEL ROMERO

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